5/10/10

MANIFIESTO DE LUIS ORMACHEA

La semana pasada, en el interior del parque libertad de expresión, luego de terminada la presentación de su último libro: "PALABRA DE HOMBRES REUNIDOS BAJO ÁRBOL EXTRANJERO", el poeta Luis Ormachea me cedió generosamente un cd donde había colocado casi la totalidad de su obra publicada y un texto inédito. Lo primero que publicamos es el poema nuevo, que algunos deducen sea una respuesta enérgica a las declaraciones de un intelectual homenajeado hace poco, quien habría realizado algunos comentarios desafortunados en cuanto a la visión del hombre y la literatura y la poesía. Bueno, aquí les dejo ese poema, genial tejido de una nueva historia que comienza a edificarse, gracias a la extraordinaria sensibilidad y capacidad de uno de los más grandes poetas de este siglo, grande Ormachea!


DE NOSOTROS, LAS PIEDRAS
ACERCA DEL REBUZNO INSOLENTE
DE UN GENUINO IDIOTA LATINOAMERICANO


(ronda ligeramente infantil)


1

cuando las buenas personas llegaron
nosotros, las piedras nos preguntábamos
porqué temer igual que entonces
esa palabra es lo único
que de ellos conservamos, nos divide
entre rojos y muertos entre rojos
y sangrientos salarios las buenas personas
traían el temor no otro era su nombre
no otra su palabra ahora queremos recordar:
¿diremos para siempre esa sucia palabra?
si la lee no acaba el animal
de encontrarse refugio ante el recuerdo
que estalla rápido
ha arañado unos pocos papeles
él no sabe: es pobre un animal
al fin y ¡al rabo, esos papeles!
que uno que no es ninguno
de nosotros, las piedras
ha escrito en nuestro nombre para verse de pie
sobre su tumba aceptado por los pastores
del miedo este miedo
que nos divide en dos
como a un animal sin importancia
pero no es solo el miedo
son los alegres pasajeros
han superado la circularidad y dicen
nunca poder reconocernos
no es el miedo es también nuestra alegría
entusiasma coloca amarillos cilindros
para el culpable
si lo fue si no lo es
la justicia nos mira desde lejos
acabar con la justicia
con las buenas personas que por segunda vez
están reuniéndose en jaurías
las personas las buenas personas que comían
y comen de nosotros, las piedras
las buenas personas que no sabían volar
y nos volaban como piedras
que éramos, sin importancia decían
una verdad es sólo cosa
que puede hacerse volar en pedazos
ellos tenían esa
sucia verdad una verdad
que nos enloquecía a todos
nosotros, las piedras sólo teníamos
nuestros cuerpos y volábamos
descalzos y rebeldes
entonces ahora todavía a su pesar


2

por eso porque mucho
hemos visto y oído no es correcto
parlotear a nosotros, las piedras
nos quedamos hablamos, resistentes
nosotros, las piedras
a las que nadie de ellos regala ni siquiera una hoja
de papel pero han cubierto sus mesas
parloteando sobre nosotros
que no aceptaremos el mendrugo
ni el pasaje con todos sus gastos
pagados a precio de indigna mesura
y por eso no es correcto
ser tan bueno que se te borre
lo bueno de la cara aún cuando se deba
a las buenas personas que nunca
nosotros, las piedras hubiéramos querido ver ni oír
porque sólo las sabemos peligrosas nos roban
la garganta el estómago
ese que nosotros, las piedras
llenamos con el aire exhalado por la libertad
de las piedras que no son un afiche antropológico
para las tardecitas de otoño
cuando vergonzoso, avergonzado comprendes
que allá el de tu lado al lado tuyo existe
y te tolera contra su voluntad
y una vez más por eso no es bueno
parlotear a nosotros, las piedras
nos hemos dado cuenta de todo
y gustamos de reír
esa ajena vergüenza


3

y porque nosotros, las piedras
solamente somos piedras pero
a nuestra arcaica libertad
ellos no han regalado nada ni siquiera
una hoja de su papel universal
en el que hemos puesto lo mejor
y que las buenas personas por haberlo robado
creen propio porque hemos puesto
y ponemos el pan que los engorda
nunca la rodilla
que no tenemos
porque ellos sólo saben y gustan
tomar fotografías que cuelgan como a muertos
en la pared del otoño
que termina
más allá de tu boca masticada por la vergüenza
de haber sido un día joven
y porque nosotros, las piedras
solamente somos hijos y hojas de una primavera
que nunca hiciste
caber en tu corazón
en toda tu buena persona
que saluda inclinando la cabeza
al que te dice lo debes
hacer porque de lo contrario
nacerá tu regreso a entre las piedras
que ya saben de qué rodilla cojeas
y para eso fue que te volvieron a parir tan viejo
y tan bueno que se te hace
un nudo en la garganta
el tener la garganta aprisionada
por un nudo corredizo
para que no escapes no vayas a decirles
a nosotros, las piedras lo que de ellos viste
desde tu ventana de otoño
y sepan los nosotros, las piedras lo urgente
de caerles encima con la factura
de eso que ya estamos cansados de creer
que no se nos debe


4

por eso bienvenido
porque enseñas cómo
no es bueno mendigar
haciendo juiciosos juramentos de fidelidad
ante el que nos devora vivos no es bueno
parlotear acerca del precio
que por la historia pagamos
nosotros, las piedras
por la suave suciedad de tu otoño
cuando miras a las buenas personas
y entre ellos crees
ser uno más hasta que llamen
a tus rodillas a hacer
lo que bien te enseñaron
por unos cuantos papeles
por eso recuerda a aquellos
insanos pedruscos
de los que no aprendiste bien
porque sólo eran al fin y al cabo
vendedores de un viaje a la prisión
porque sólo eran al fin y al cabo
prisioneros pero de la urgencia de su época
esa que las buenas personas creen
haber terminado con ganancias
cuando quemaban palabras
para que no las quisiéramos recordar
con pétrea gratitud sino con miedo
temer nos ocurra más de lo mismo
porque decidiste para salvar el pellejo
de tus pobres palabras decir bien cuando ellos
decir mal cuando nosotros, las piedras
pero sospechas y ves en la ventana
el otoño es un nombre
que das a tu futuro olvido
a tu buen anaquel
sin visitantes


5

y porque hay piedras en todos
los rincones de la esférica piedra
sobre la cual esas buenas personas
nos sacrifican y obligan
a sacrificar al hermano para que tú
buenamente te aplastes
de rodillas para que las buenas personas
te digan lo que hay que pensar
de nosotros, las piedras
lo que hay que arrancar a mordiscos de nosotros
porque sabes nunca verás
tu buena rodilla alabada sino como fotografía
que las buenas personas cuelgan para divertirse
por lo bueno que fuiste
por cómo saltabas en busca del mendrugo
desde tus sueños hacia tu sucio plato
y por esas piedras que hay en todos
los rincones es que nosotros, las piedras
nos quedamos resistimos
hasta que se diga
la última palabra que
¡tú sabes será nuestra!



Luis Ormachea
Arequipa, setiembre, 2010.

No hay comentarios: